REVISTA DE ESTUDIOS HISPÁNICOS
(Washington University, Saint Louis)
No. 6. May, 2004

Mallén, Enrique. Con/figuración sintáctica. Poesía del des/lenguaje. Santiago de Chile: Ril editores, 2002. 300 pp.

Reviewed by: Rafael E. Saumell. Sam Houston State University, Texas

"The poetics function projects the principle of equivalence from the axis of selection into the axis of combination." Roman Jakobson ('Metalanguage as a linguistic problem', 1956).

Éste es uno de los primeros estudios lingüísticos dedicado a un poeta neobarroco, el uruguayo Eduardo Espina, radicado en los EE.UU., donde trabaja como profesor de español y literatura en la universidad Texas A & M. Desde 1983 ha venido publicando varios libros muy bien recibidos por la crítica académica en España, Estados Unidos y Latinoamérica. Su trilogía Deslenguaje , parte final del volumen reseñado, está integrada por los títulos La caza nupcial, El cutis patrio y Un tambo de ambos .

Enrique Mallén consagra Con/figuración a ese corpus. El crítico se especializa en la aproximación lingüística a la literatura y dirige On-Line Picasso Project. Además, es el autor de The Visual Grammar of Pablo Picasso y de varios estudios sobre teoría sintáctica y semiótica cognitiva. Sus propias investigaciones sobre Picasso y la obra de Espina lo inclinan a dedicarle a la mirada poética del último una parte del ensayo. El contenido y el propósito del estudio en cuestión consisten en concentrarse "...especialmente en varios aspectos de la representación o construcción mental (en particular lo que se identificará como con/figuración sintáctica)...en cuatro áreas interrelacionadas: el lenguaje, el yo, la visión y la memoria" (11). De ahí salen los ocho capítulos.

Mallén estructura su discurso crítico en los impares: I ("Conciencia poética": "la noción de poesía ilegible aplicada a La caza nupcial" donde "el yo es consciente de que a través del lenguaje puede vislumbrar un nivel superior de significación simultánea-lo que se identificará como realidad con/figurativa" (11-12).; III ("La otredad del yo": "tanto el yo como el lenguaje se encuentran libres de toda obligación de representar una realidad exterior a la estructura sintáctica que los conforma. Por ello, el significado tanto del lenguaje como del yo es siempre provisional" (13); V ("Visión poética"en El cutis patrio). La percepción visual: "existe una adaptación de características preceptuales a la estructura sugerida por el estímulo material, más que una recepción de este material de por sí" (13); VII ("Pasado imaginario", basado en Un tambo de ambos, donde la memoria es"el tema principal". Ésta "adquiere su estructura tras constantes reelaboraciones del pasado que sólo se definen en el mismo acto de recordar" (14-15). [énfasis del original]

Mallén y Espina conversan en los pares. Cada uno de ellos empieza con una cita de Espina, utilizada como pie forzado para el diálogo: II ("El tercer ojo": "El lenguaje únicamente cuenta la historia de sí mismo. No está refiriendo a algo fuera de su perímetro, de su circunferencia" (37); IV ("La nostalgia de la imagen": "En el discurso lírico se pacta la confluencia ineludible del yo poético con el yo social, del autor con la voz hablante. El ser está en lo que dice. Decir más, fuera del poema, sería redundante" (85); VI ("La mirada interior": "La mirada sueña su ser sin ser cierto" (139); VIII ("Los inicios del espejismo": "Me veo la cara en el espejo para darme cuenta que la edad es la utopía que va en dirección contraria a lo que queremos ser" (195). Las partes restantes incluyen "Conclusión", "Obras citadas" y el "Postfacio: Deslenguaje".

Al lector no familiarizado con el término neobarroco y sus poetas representativos, este libro puede servirle de documento iniciático. Si bien la poética de Espina no es el resumen de todos los modos configurantes en esa corriente, en la suya se encuentran ciertos rasgos comunes y, claro está, fundamentales ya señalados por algunos críticos: reacciona contra el vanguardismo, no es continuadora ni del coloquialismo ni del exteriorismo políticamente comprometidos; su sintaxis es complicada y distorsionada; la riqueza de su vocabulario es infinita; no adopta un estilo único.

A propósito de la sintaxis de Espina, se ha enfatizado la tesis de que su discurso se organiza de forma inusual pues abundan las disgresiones basadas en la aglomeración de aliteraciones, asociaciones de ideas, conexiones sintácticas inesperadas, sinestesias, contrastes, el uso frecuente de anáforas, del polisíndeton, del asíndeton, del hipérbaton y de las paradojas. La conclusión que saca Mallén es la siguiente: "Habiendo llegado a este nivel de conciencia a través del lenguaje, el lector puede reelaborar las construcciones verbales formando nuevas entidades; nuevas realidades inexistentes en la periferia del texto" (36).

Por supuesto hay aquí una mención implícita al entrenamiento del lector que puede ser capaz de "reelaborar las construcciones verbales". Esa persona ideal, a mi juicio, debe reunir al menos dos cualidades: ser un asiduo de la poesía y gustarle la lectura como experiencia co-participante, o sea a partir de los "pies forzados" que encuentra al ponerse en contacto con la materia referencial. Es el tipo de estética de la recepción en la cual lo poético es lo que no se ve, es decir, las vinculaciones no materiales entre el texto y el consumidor poroso. Poeta y lector son "videntes", ("voyants") según la formulación de Charles Baudelaire, capaces de ver más allá de los datos inmediatos para ingresar así a las formas y a las esencias múltiples de la poesía.

En "El tercer ojo" (Capítulo II) Espina señala que le "gustaría que el poema tuviera algo de performance, que cambiara con cada nueva ejecución...Que fueran cambiando con el uso y la lectura" (44). Adelanta dos ejemplos para apoyar esos criterios. Las diferentes "interpretaciones" hechas por actores o bailarines ante un mismo guión o partitura. Siempre tiene que existir un "motivo", siquiera una idea, para los "performances", un lugar de origen, dentro y fuera del escenario. Los actuantes reaccionan ante impresiones luego convertidas en juicios de interpretación. Al respecto, Mallén concluye apoyándose en J. Lacan, que "con la aparición del lenguaje, el yo queda completamente envuelto en una red de significación" (67). En la formación de esa madeja de relaciones entre el "yo" y los "otros", suceden a la vez acontecimientos desencadenados por las grafías, los sonidos, los ritmos, los enlaces mentales. Aún más: las mismas formas geométricas de los tipos y las letras sobre el papel crean nuevas articulaciones de significados. Tanto el poeta como el lector integran una comunidad de experiencia en la cual cada uno de ellos tiene acceso a idénticos sistemas, con la diferencia de que se obtienen resultados distintos, contradictorios, complementarios y hasta asombros interpretativos del tono "me gusta lo leído, aunque a veces no entiendo nada".

Precisamente aquí radicaría la única insuficiencia del libro. Aunque tanto Mallén como Espina analizan, en varias ocasiones, el asunto de los lectores y de cómo leer poesía, falta un estudio pormenorizado, o sea, un capítulo consagrado a evaluar las diferentes lecturas que ha merecido la poesía de Espina. "El ojo del lector" debió tener más presencia en esta Con/figuración para comentar, digamos, expresiones como la citada en el párrafo anterior, es decir, las nociones y conexiones entre las categorías de "gusto" y "entendimiento" de lo poético. Debió insistirse más en la discusión acerca de los modos de interpretación del poema sustentados en el principio de que el lenguaje está inmerso en una "red de significaciones".

Espina ve su obra como una suerte de edificio "desmantelado minuciosamente": el texto leído es lo que queda del poema. Naturalmente, la obsesión por la ausencia de materialidad ocupa muchas páginas de la historia de la poesía y de la prosa. Por ejemplo, los simbolistas franceses estaban persuadidos de que la capacidad del verso para estimular sugerencias se potencia mediante el uso de formas que no sean demasiado rígidas, o sea, los versos libres. Para Paul Valéry sólo así se logra una vacilación prolongada entre el sonido y el sentido. Espina demuestra en sus poemas lo dicho arriba: la materialidad gráfica y semántica de las palabras presentadas en secuencia libre, más los efectos producidos por la mezcla de determinadas sonoridades engendran imágenes infinitas. Las funciones de la vista y del oído y la traslación de éstas a palabras en los ejes de selección y de combinación, aplicando las ideas de Jakobson, son las herramientas del acto creador. En vista de lo anterior, Mallén establece correctamente la necesidad de subrayar el carácter "re/presentativo"de lo literario y puntualiza: "Esta dimensión poética es lo que se ha identificado como con/figuración sintática" (223).

Este ensayo es una rigurosa contribución a la investigación lingüística de las obras literarias y, en particular, de la poética de Espina y del neobarroco. Igualmente, llama la atención el formato del libro, el cual reúne tres modelos discursivos: el académico, el periodismo literario y el poético. De esta manera el lector se beneficia al "ver" puestos en práctica tres formas de con/figuración sintáctica del lenguaje. La organización misma del libro se deja llevar por la atracción barroca y neobarroca por el montaje de entramados y por la idea cubista de la representación como ejercicio de aproximación multi-angular. Es un ensayo muy recomendable para varios niveles de lectores y de lecturas: diálogo del lector con el crítico que estudia los poemas, de éste con los autores, del lector con la poesía, en resumen, de todos con todos, un verdadero banquete neobarroco.