curandero cauterizando con los chorizos de las palmas del juego de aguas de las espigas del campo de cebada del manto azul bordado del vómito negro de la fiebre amarilla del peso cargado al hombro del plomo del rebaño de mariposas de las pegajosas lunas llenas de los espejos desnudos de la suave arquitectura derretida gota a gota de las manos del paño negro de las colgaduras de luto y de plata mordiendo el aceite crudo de sus banderas y pegando el hollín dulce de sus martillazos sobre las llamas de los palcos llenos de babas en los sacos de nueces de los jazmines del violín farolillos de papel encendidos de la jarra de agua del puesto de higos chumbos como el trigo pelea como el pimiento grita como las medias azules rayadas vaticinan como el queso pálido van dando bendiciones como cruje la seda y el percal de las nubes puestas de noche a secar a la ventana con los cordones desatados
del corsé puesto a las dalias negras del artesonado de la hoguera muy buena mora peluda y retozona llenando de besos y de chistes el plomo fundido de las flores del cántaro jorobado de las lentejuelas rizadas y risueñas del caldo dulce amargo de los muebles batidos como huevo vestido de cura y puesto sobre el perfil del agua turbia de las cintas de colores de las ligas de miel del pelo negro escondiendo la musaraña y la ardilla del color de coral de las trompetas entre sus piernas y el revuelo reproductor y grotesco de los torneados gazapos de gasas de la yerba del almirez de plata de la pezuña de perdiz del cucharón de nieve que salta saltando salta de entre los montes de tomillo de sus brazos y cada golpe de tambor que enjuga con las calcomanías de sus gestos y sus gracias al estallido que rebuzna el color violeta que enreda el cáñamo de sus madejas en los clavos azules de las enredaderas del boquete de chispas del pintado ramillete de margaritas que araña la casulla de la corteza amarga del capullo de la lira del viento de almendra que desnudan de cuerpo presente las olas del caldo frío de castañas de sillas y de leche pava rellena de estrellas y del papel de menta que descorre la cortina y los paños menores negros de las hachas y de los tachones los huevos fritos con sus pimientos sus tomates y sus cebollas y papas y encajes del caldero cubierto de amapolas del nido de víboras de las ruedas del carro de cristal tirando del azufre corriendo sus anillos abiertos de par en par entre los hilos de la trama de los afectuosos faroles cantando sus lagrimosos gorigoris en el fondo