del catre y cama camera del casacón de hierro embutido de almíbar del manojo de llaves de los huesos quemados de las nubes y escalera de caracol que abre el colmillo de jabalí del latigazo de su pretencioso abanico de anchoas dentro del mordisco rabioso del cristal tierno gesto caritativo que aúlla en el fondo de la cadena de su piel el sorbete de avellanas y el saludo estrepitoso del parche y el pegote de las pastillas amargas de las alas abiertas de mariposa de la llama de vela sacudiendo dentro del puño cerrado de la luz sus gusanos y el acíbar de los pañuelos llorones y meones de la tajada de sandía verde de los dientes de azúcar del huevo puesto por la gallina en la sartén frito y primogénito verdadero hijo legítimo y declarado de legítimo matrimonio niño tonto y real primo del prisma pavo real del real arañazo naranjoso y limonero que tostando en la parrilla el jurel y el besugo mean cabeza abajo los pasteles azules si el tiempo bizco y cojo atado ayer al palo tuerto de la boca llena de luz lagrimea el banderón de sus risas y el jolgorio de las llamas del hilo de arroz que apedrea el reflejo de la seda sobre la plata y la parra
de los columpios de cierta manera puestos y dirigidos voluntariamente perpendicularmente al ángulo disminuido de mitad y solamente indicado del necesariamente jocoso y lívido reflejo de los ademanes necesarios al color resistente del corto sonido apercibido en la sien del mugido entrecortado de las tetas del maíz verde si las ruedas doradas del cuadro y día que hizo lo permite y pone los minuciosos extravagantes y carcomidos fastidiosos mantecas de mosquitos del marfil de sus esteras sobre el mar de la arena le arranca el pellejo cubierto de alfileres y lame y relame sus heridas diez y ocho que es hoy del mes de agosto hubo mañana a las cabales negras olas del zumo congelado del color verde oscuro de los gritos de dolor del azul que desborda disfrazado de monaguillo del azufre anaranjado de las rosas púrpura
del traje de azafrán del verde tan cariñoso obsequioso y de tan agudo tinte morado de la capa violeta que revolotea el celeste apenas apercibido por los chorreones agitados de las sombras caídas de las gotas de nardo de la plazoleta verdosa de las mejillas líquidas de las puertas cerradas chorreando las peladillas y los piñones del bordado de la cera cuajada de los dedos de aguja saltarines velludos y cariñosos de la flor del calendario sobre el agua del plato de encajes mantenidos clavados en la llama de coco de la palidez del trapo abandonado a su suerte que cuelga de la lengua sucia del clavo hundido en el broche de abalorios de la cresta de gallo del cajón de pasas enterrado entre las mandíbulas del papel escrito sobre la tinta derramada toros en las plazas de Almondorro * Alchite * Berruena * Cortillo - Pedejero y cien palos * Cartagena * Cojón de la virgen * Vailfugos * Cargarrera de irizonda y campillos * Milagros de alquitrán * Acebuche * y Pitorro las entradas cuestan al sol cuatro pesetas y a la sombra ocho céntimos las barreras a duro y los palcos
a mil reales redondos un domingo duerme cogido a la quilla del ojo abierto de las costillas del almanaque abanicando al viento con las uñas del pelo suelto del mar que rueda el aro de bombillas de los hilos que tejen la moña de la cazuela de seda del guiso de brujas de los dibujos minuciosos de la ristra de ajos del sarampión que le pican las flores sobre el peinado liso y lustroso del mantel de nácar del toldo recogido en la ventana que exhala chillando el escozor del plato de pescado frito de la camisa hecha sistemáticamente jirones habanera lastimosa enternecedora y flor mustia del pájaro amortajado pomposo y agresivo soplando del acordeón azul moreno de las tripas del árbol el lucero desbocado de las arropías de sus crines que se enredan en los pinchos de las matas de esparto del campo veraniego de las nubes que
se arrastran de tripa sobre y entre los pliegues del sudor de las agonizantes sábanas del revoltijo de huevos de color puestos muy tiesos en medio del lebrillo de cachorreñas de la pelea de gallos y de sapos por la bandera bailando en cueros vivos al interior del jolgorio que repican en el botijo del nocturno amanecer las carcajadas y los repeluznos de la campana del bloque de campanillas del cencerro de leche del fuego nevado de la tinta azul desnuda del pergamino del paisaje escrito y confesado a punto de dar las últimas boqueadas sobre las cuerdas de violín de los suspiros y las lágrimas del zapato nuevo de charol del mármol de la barca llena el vientre de flores dejando marchitas flotar las cuerdas de guitarra de la paja del nido lleno de víboras lloviendo los escarabajos de sus sifilíticos cohetes sobre el piso vacío del tejido y el bordado del agua de azahar
pintando a brocha gorda de negro el trigo azul maduro del cuadrado amarillo del cuadro de las ruedas machacadas del delicado y plañidero color ahorcado de limón del año uno de tantos que es el de 1940 y migajas del pan negro y arena y peritas al olmo del entierro muy suntuoso de tercera chorreando muy tranquilo a lo largo del río las sanguijuelas acaloradas de la cariñosa mantequilla del buche lleno de azul del arco iris del saco de malicias reventonas de los polvos de la hechicera madre nuestra y muy respetable señora y madre Celestina a la punta del punto exacto de la noche del amanecer aquel día que en la
colmena de trigo del bordado de mariposas de los dedos húmedos de las luces ciegas del collar suelto y libre del plato de cebollas fritas del cielo rellena la cazuela hasta el cogote de silencio cuece sus piojos y sus pulgas en la crema del agua de azahar del arroyo tostada y mojada en la parrilla de la ropa del día de fiesta tejida y hecha trozos por los saludos las reverencias y las genuflexiones de los respetuosos gargajazos los golpes de tos del color verde trigueño primo hermano nodriza y verdugo del zumbido del sol roncando en su cáscara vacío de las espinas y los huesos de su esqueleto hecho harina y flor del desamparado llanto de seda de las callejuelas y los callejones retorciendo sus lágrimas a lo largo del cuerpo de su vestido hecho jirones clavando las costillas de sus trapos de piedra sobre el metal llorón del refunfuño de moscardones del encaje del broche del puerto revolcándose desvelado en la cama podrida del rosa llano del ciempiés del mar quedo de las bocas abiertas