XVI
las ostras nacen locas de amor
de oriente y de silencio al revés
de los senos quietos son los almendros
que alrededor despiden los amigos
sin número segundo al estribo del
mono sin pelo afeitando el espejo que
las aves recortan siendo solas con
flecos llevando juntas las ramas de su
trigo con puñales sin sombras de caminos
torcidos de relojes de luna hecho
trozos el pañuelo que tiene orden
de rayo el tronco rubio de su
espada de miel que abejas frías
destapan en la colcha que su respiración
contiene sobre el libro en la plancha
de cobre subiéndose hasta la torre del
que lo dijo en ella su marca teniendo
el tren que otra vez rebaja la
zambomba en el suelo de su mesa de
olas y destroza a la vez el odio que
otra trajo su voz en el origen
de la balanza pesca en [ su ] sien
y detiene la paz remueve la
cadera la navaja que tuerce la
esperanza debajo de la piedra